Inquietante weird fiction en la provincia de Buenos Aires

Reseña de Recuerdos parásitos (quién alimenta a quién...) (2007), por Hernán Stuchi para Goodreads. Publicada el 12 de octubre de 2016.

La mayor parte de la trama se da en un pueblito ficticio del interior de la provincia de Buenos Aires, Silling, y se alternan viajes a la Costa y a Capital Federal. De ninguna forma, en ningún momento me imaginé que me iba a encontrar con un delirio tan complejo y tan desarrollado. El asunto es el siguiente, para resumir: Blandford llega a Silling, y se encuentra con el cadáver de un sujeto llamado Blavatsky. Hasta ese punto todo es armonía, pero luego comienzan las idas y vueltas en el tiempo, y el relato en primera persona nos lleva a contarnos dos historias que parecen ser la misma, la de dos hombres despechados y solitarios que cometen crímenes atroces. Hay mucha tela que cortar, pero para qué hacerlos esperar, vamos con los puntos positivos.

LO QUE ME GUSTÓ

Estoy atravesando una etapa de mi vida donde cada vez más disfruto de la literatura compleja, y esta obra me vino como anillo al dedo. Está muy bien escrita, y los autores logran construir secuencias realmente delirantes, y describir muy bien sensaciones como la angustia, el dolor, la ansiedad y la violencia. Es profunda, impactante, y si tenés el hábito entrenado, puede ser muy entretenida. La descripción de las escenas y de las impresiones, que a veces son muy complicadas, siempre es muy clara y poética. Blandford es un alcohólico degenerado, y siempre parece encontrar la vuelta para intentar contarnos cómo él es una víctima del peso de su propia historia, de sus impulsos, y al final, de su destino.

LO QUE NO ME GUSTÓ

Quizá sea el contexto social de esta época, pero no pude evitar sentirme molesto con que a la historia la conecten un femicidio tras otro, uno más violento y morboso que el anterior. Los autores conducen bellas impresiones poéticas, describen a la perfección tantas circunstancias, tantas ideas, tantos temores, tantos deseos, todo de forma muy humana y auténtica, tanto, que cuando llegan los asesinatos, es decir, la cúspide del delirio y la enfermedad del protagonista, aparecen relatados de un modo muy claro pero simplista hasta el hartazgo.
El relato está plagado de referencias literarias y al cine que la verdad no tengo presentes, y creo que eso me complicó un poco la comprensión del texto en ciertos pasajes que directamente no se entienden, y pese a que en general está muy bien escrito, hay partes donde se abusa de los puntos suspensivos, un recurso que a mí en lo personal, me entorpece la lectura.
Finalmente: en el prólogo, uno de los autores nos dice inocentemente que en la obra intentan plasmar recuerdos de la infancia junto a su hermano, cosas que quedaron pendientes o algo así, como si en la obra hubieran hecho catarsis, lo que me hizo temer por momentos acerca de la personalidad de los autores. Luego, en el epílogo, el otro autor aclara que estuvo muy inspirada en una larga serie de películas y obras de terror, y las describió una por una, y recién ahí me tranquilicé un poco. Lo que quiero decir, es que no hacían falta el prólogo ni el epílogo, porque Blandford y Blavatsky son asesinos enfermos muy terribles pero también muy creíbles, y que los autores hayan vinculado la historia con su propia vida, me asustó un poco. No hacía falta. Aunque seguro asustar al lector era la idea.

IMPRESIÓN GENERAL

La historia de los asesinos es triste y violenta, está contada de un modo hermoso y esto lo hace aún más perverso, pero allí radica la calidad del texto, creo yo. A veces, es confuso, da un poco de miedo, y mucha impresión. Hay ciertos pasajes que podrían estar mejor escritos, y ciertos diálogos que suenan antinaturales (por ejemplo, en determinado momento una prostituta de Silling reflexiona algo de un modo muy profundo y con un lenguaje admirable, lo cual suena raro para una prostituta de un pueblucho), pero la verdad es que en el contraste final, no tienen tanto peso como los momentos más psicodélicos, como los sueños de Blandford con Satanás, o sus recuerdos, imprecisos y extraños. Me quedé con ganas de saber qué sentía el asesino al momento de matar, pero quizás esto es lo que pasa con los psicópatas: matar para ellos no es muy distinto a tomarse una cerveza, y a veces Blandford pareciera más impactado por un plato de comida en el almuerzo, que por el momento en que estrangula a su amante, y creo que justamente esa es la esencia de su locura.
Si tenés ganas de sentarte a flashear un rato, te recomiendo plenamente el mambo oscuro de esta novela, una verdadera weird fiction. Un relato de horror explícito.